2da/4 ley – Nunca llegues tarde.

El 2do pilar de mi personalidad, es la puntualidad. Pero es importante mencionar que no siempre fui así. Les cuento de donde se originó. Bueno era el año 2006 más o menos. Durante un par de meses acudí a un grupo de formación espiritual, lo cual empezábamos las clases a las 19:00 en punto hasta las 22:00. Siempre me enojaba porque nuestro guía empezaba puntualmente, nunca tenía unos minutos de tolerancia para nadie.

Yo debía viajar casi una hora para llegar, de San Lorenzo hasta cerca del Estadio del Olimpia. Y siempre llegaba o casi justo o unos minutos después, y decía: “Para él es fácil, porque viene en su auto”, como también decía que todos somos paraguayos y que 15 minutos de tolerancia siempre es permitido. Y a decir verdad, me enojaba cuando empezaba la clase puntual.

Un día, él nos explicó que una vez cuando joven (tenía unos 50 años cuando eso) que un señor le dijo que siempre debía llegar unos 40 minutos antes a todos lados, porque era una forma muy elegante de llegar siempre antes, de nunca andar apurado, pero por sobre todo, tienes unos 30 minutos para poder arreglarte la ropa o el cabello en el caso que el viaje te desalineó un poco. Comentó que empezó a aplicarlo, y se dio cuenta que nunca andaba apurado y que siempre estaba relajado al momento de empezar cualquier actividad.

Bueno, como estaba en un grupo que buscaba su mejoría espiritual vi como algo muy interesante, y la siguiente clase, en vez de salir a las 18 de la residencia universitaria, salí a las 17:20. Como tenía tiempo suficiente, preparé un rico tereré, audífonos y disfruté todo el viaje, sin estar preocupado por la hora. Llegué exactamente 40 minutos antes y el guía ya estaba, le comenté que desde ese momento comenzaba a aplicar su teoría y con una linda sonrisa empezamos a hablar; ya cuando llegó el momento de iniciar la clase, estábamos 2 y empezamos, no me perdí de nada y aprendí todo. A los 30 minutos de iniciar la clase, llegó una compañera, todo apurada, sudada, akachara, se sentó y ya casi no entendió nada, porque estaba con los nervios de punta por el apuro que tuvo para llegar.

Bien desde ese día siempre trataba de llegar 40 minutos antes en todos los lugares y de hecho que siempre me gustaba llegar primero a todos lados, y la vida siguió su ritmo. En el año 2015, cuando era docente explicaba esta experiencia y siempre llegaba relativamente temprano, salvo algunas veces que llegaba justo o unos minutos tarde. Pero el 1ro de enero del 2017, tomé la decisión estúpidamente ambiciosa (digo estúpidamente porque no gané nada, no buscaba luego eso, lo que quería saber era si podía cumplir una meta muy tediosa como no llegar tarde durante todo el año a ningún lugar) y empezó el año, tuve que levantarme más temprano de lo habitual, y así.

Tenía algunas materias en la Sede de Itá, y viajaba una hora y todo fue muy bien, pero a finales del mes de marzo, pasé por el abasto y me distraje con un amigo, porque estaba con la idea de fortalecer un emprendimiento que en ese momento estaba llevando, y pung!! Llegué 3 minutos tarde, marqué a las 14:03. Me fundí el año, dije: “Kore, reventé mi año, ahora debo cerrar todo este año llegando una sola vez tarde”, y así fue, aprendí a priorizar mis metas y llegué a diciembre con una sola llegada tardía.

Arranqué el 2018, muy motivado y dije que no iba a meter la pata y que ese era el año. Bien todo siguió normal, me encantaba viajar temprano, nunca estaba apurado, llanté, me olvidé de mi bolso y volví, pero siempre llegaba antes de la hora y obviamente que siempre llegaba primero. Bueno, pero en el mes de marzo nuevamente, un día me pide una persona que le lleve a cierto lugar y le dije de mi horario y me comentó que tenía tiempo de sobra, le llevé y por eso marqué con 3 minutos de llegada tardía, y días después lo mismo con otra persona y llegué 7 minutos tarde. Ambas me dijeron que no había llegado tarde porque existe 15 minutos de tolerancia, le dije que no, que yo nunca llegaba justo a la hora. Y nuevamente ese año cerraba con 2 llegadas tardías en la misma semana. Solo de recordar me estresa.

Arranqué el 2019, me organicé mejor, en primer lugar, nadie sabía mi horario, entraba a la oficina a las 9:00 de la mañana y yo siempre ya estaba a las 7:30, llegaba con los de la limpieza o antes que ellos. Amaba viajar sin apuros, con mate y Sabina. Las mañanas en el tránsito eran mis momentos de meditación. Podía ver a la gente apurada tocando la bocina o gritando, y yo disfrutando del viaje. Aprendí a decir que no a muchas cosas, los lunes me levantaba a las 3:30 cuando podía levantarme a las 4:30, y así, ese era el año, y sí o sí iba a cumplir mi meta a como dé lugar.

Un día llegaba a la universidad para dar clases en el turno noche, y cuando me dirigía a mi aula, una alumna se acerca y me dice: “Profe, sabes que estamos un grupo de personas que siempre venimos temprano para ver si es cierto que nunca llegas tarde, y todos estamos esperando muy ansiosos que metas la pata”, pensé: “Kore, con lo difícil que es para mí cumplir esta meta, ahora ya tengo una tribuna que espera con ansias que me tropiece para apedrearme”. Y finalmente llegó diciembre, fui a reunirme con la directora de RRHH de la universidad, le dije que solo me faltaba unos días para cumplir mi meta y que quería un certificado de puntualidad, que lo iba a colgar en la pared, como premio para mí por haber podido cumplir una meta muy sencilla pero complicada a la vez como es nunca llegar tarde a ningún lado.

¿Me ayudó en algo? Claro que siiii!!!! En montones de reuniones, entrevistas de trabajo, servicio profesional, siempre siempre llegaba temprano a todos lados, y no solo eso, sino estaba relajado, bien alineado, al igual que una de las recomendaciones de Jhon Maxwell, es que nunca te vean apurado, un líder debe de aprender a manejar su tiempo.

No te recomiendo que tomes un año de no llegar tarde, empieza con 1 semana, después 2 y ve si podes llegar al mes. Vas a notar como ya no tienes el apuro ni el estrés de llegar a hora, y como tu entorno te respeta por ser puntual, porque el respeto y la admiración se gana y nunca se impone.

Nunca llegues tarde a ningún lado, habla mucho de la seriedad con que tomas tu vida, si eres un impuntual, como tu superior puede confiarte en que vas a cumplir en tiempo y forma algo que debes entregar en un plazo X. Si llegas a cumplir un mes de no llegar tarde, te invito a que encuentres un compañero de trabajo que haga lo mismo, te vas a dar cuenta que el camino es solitario, pero es así, es tu vida y son tus sueños.

Nunca llegues tarde a ningún lado, y verás cómo tu vida va dando un giro interesante.

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