El día que decidí rendirme.

Hace tiempo que vengo trabajando (a veces arduamente y otras un pepino jajaja) sobre un proyecto, que a decir verdad, no me está saliendo. Mi muy querida madre, al igual que todas, muy preocupada porque ve como su hijito 😉, se esfuerza tanto, y solo consigue estrellarse una y otra vez, sin que el resultado que espera se cumpla, entonces me dice:

– Pedro, ya es momento que dejes pasar, ya intentaste todo, a veces las cosas debemos dejar que tomen su curso, y no insistir.

– Mamá, por más que quiera rendirme no puedo, puedo descansar un tiempo, pero no me puedo rendir.

Eso me hizo recordar, cuando en verdad tuve ganas de dejarlo todo, y ser como todo el mundo. Porque a decir verdad en algún momento de nuestras vidas hemos luchado por algo, y cuando no tuvimos el resultado esperado, nos rendimos y seguimos la corriente. Fue durante el 2019, a mitad de año, que como saben estaba como docente en la universidad, además estaba como coordinador de unas de las áreas académicas. Estaba estable, pero no tenía el estilo de vida que quería, entonces llegó un momento en cual me preguntaba ¿Cómo existen personas que pueden hacer la misma cosa por años? Vi a personas por unos largos 10 años, hacer lo mismo, el mismo empleo, el mismo salario, la misma actividad. Podes tomar al azar cualquier semana de las 58 que tiene un año, (exceptuando semana santa y fin de año) todas son iguales, se levantan a la misma hora, para hacer la misma actividad, y los fines de semana la misma actividad que el resto del año.

Polarizando totalmente este hecho, yo en estos 10 años te puedo contar de muchísimos fracasos que tuve y algunos éxitos esporádicos, de cuando tenía en exceso y cuando tocaba estar con menos de lo justo, te puedo contar cuando usaba corbata y cuando me vestía con harapos. Bueno, el tema es que me cansé de tanto batallar, me cansé de soñar tanto, y en verdad la idea de dejar que las cosas sucedan porque “deben pasar” me estaba gustando. Y dije: “bueno, tengo muchas historias de fracasos y algunas pocas de éxitos, total nadie luego cumple sus sueños”.

Unos días después, ya mi ansiedad me tentaba, me despertaba a la madrugada solo para mirar la oscuridad y decirme: “En verdad te vas a rendir Pedro”. Porque lo que yo siempre buscaba o más bien lo sigo buscando en mi dosis de dopamina con los pequeños éxitos después de una tonelada de esfuerzo.

¿Qué tiene de malo ser una persona normal? Le respondía, pero la maldita me volvía a decir “Pero vos Pedro, no sos normal!!!”, “Añarak……” le decía de nuevo, sabiendo que tenía razón. Era siempre tipo a las 3 de la mañana que me despertaba para debatir durante una hora, antes de levantarme, que hago???.

Siempre recuerdo las palabras del vocalista de Salamandra (si no me equivoco), bueno escuché una entrevista que le daban a un vocalista de un grupo exitoso de rock paraguayo, que asumo que es de Salamandra (creo que así suena mejor) decía: “Vos tenes que hacer lo que te gusta hacer, y el resultado de eso debe ser el dinero”. Y bueno, estaba conforme, pero todavía no estaba donde quería, si bien el dinero es importante, a mí lo que me gusta decir es: “Sí, lo pude lograr”.

A mitad de ese año, me tentaba la idea de renunciar a algunos sueños y llevar una vida sencilla. Pero en unas de esas madrugadas de ansiedad, donde piensas y piensas la misma cosa una y otra vez, me vino a la mente (para no decir que la pora me habló) una frase: “Si no estás teniendo los resultados que estás esperando, entonces dobla tu esfuerzo”

Eso me convenció, y así lo hice, dejé de lloriquear y empecé a analizar cómo puedo esforzarme mucho más y que estoy haciendo mal. Recuerdo que mis porcentajes de cumplimiento siempre estaban por los 98% en promedio (que ya es luego muy alto), le metí mas garra y alcanzaba 99,1 – 99,5 y un trimestre llegamos a 100%!! Si digo llegamos, porque era parte de un gran equipo humano.

Antes de iniciar esa nueva etapa de la vida, en donde doblaba esfuerzo, hablé con mi muy querido amigo Freddy de Perfec Tatto, y como no tenía un peso (como siempre), le propuse hacer un kambalache por cuchillo, al cual por suerte accedió. Me tatué en la espalda “”Vencer o Morir”. Para que yo mismo me recuerde de que nunca más quiera volver a pensar en la posibilidad de dejar de luchar por las cosas que quiero.

Y parece mentira, pero legalmente, desde que esa frase la tengo en mi piel, no puedo dejar de luchar por las cosas que quiero (que en casi su totalidad no son materiales). Existen unas muy pocas veces que sí decidí dejar de insistir tanto, pero solo fue para ir detrás de otros proyectos más ambiciosos, pero siempre estando muy conforme con la pelea que le di a esa batalla. No tuve el resultado que esperaba pero estaba orgulloso de como pelee por ello.

El día que decidí rendirme, fue el día que decidí doblar esfuerzos. Imagínense si lo hacía!! Nunca iba a tener el talento que tengo hoy fabricando cuchillos. Bárbaro!!! Qué precio tan alto pagamos al dejar de pelear por lo que nos roba el sueño. Pero nunca sabrás si lo ibas a lograr o no, si te rendías; como dijo Steve Jobs en uno de sus discursos “Solo puede evaluar al pasado”, diciendo (al igual que yo en este momento), que cuando miras al pasado y ves como tus acciones te condujeron al presente que tienes, recién ahí puedes ver si fue una decisión acertada o equivocada la acción que ejecutaste en ese momento.

Antes que decidas rendirte, dobla tu esfuerzo!!

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