El tamaño de mis sueños no es proporcional a mis esfuerzos.

Es increíble como los sueños cambian con la edad, cuando somos jóvenes queremos cambiar el mundo, pero cuando somos adultos ya nos vale madre. Al igual que esos lunes que por fin vamos al gym, pero solo ya queremos que llegue el viernes para ir por nuestro lomito porque “melomersco”. Es como cuando muy motivados decidimos ir a Caacupé a pie desde muestra casa, pero el día que vamos a salir, pedimos un aventón para que nos deje un poco más cerca.

De jóvenes tenemos grandes sueños, que se van opacando a medida que nos adentramos en la vida, buscamos lo seguro, y digamos algo que nos permita tener una vida cómoda, y en ese momento ya ni soñamos, solo hacemos lo que nuestros esfuerzos lo permiten. Y para peor, todo nuestro entorno hace lo mismo. O sea, a ver, si vas a gym, vas a encontrar personas de todas las edades, y si vas en verano, vas a encontrar un mercado, todos motivados, entrenando full para el verano que ya está a 2 semanas. Pero te invito a que vayas en invierno, esos días donde hace mucho frío; es muy probable que solo encuentres a 1 o 2 personas, que no van para fotos, ni van para socializar, escuchan su música, entrenan en silencio, porque no lo hacen para verse bien en el verano, lo hacen para enfrentarse cada día; pero esas personas son las que llegan a todos los veranos siempre bien puestos, porque lo que lucen no es un buen cuerpo, lo que lucen es la disciplina de mantenerlos.

Si frecuentas con estas personas veras que llevan una vida demasiado simple, casi nunca van de farra, todo el día comen pollo con arroz, no consumen pan, ni azúcar, etc., son tan simples que aburren; pero, sus esfuerzos reflejan sus sueños.

Recuerdo allá por el 2016, cuando estaba dando clases le pregunté a mis alumnos y el 99% quería llegar a ser un excelente profesional, pero cuando llegamos al final, solo querían pasar nomas la materia, la excelencia no les importaba.

Es tan lindo soñar, es tan lindo tener metas y planes; pero ejecutarlos se vuelve una pesadilla hasta que lo transformes en tu nueva realidad. Al cerebro le encanta la zona de confort y rechaza los cambios, por eso para tener un nuevo hábito lo debes sostener por 100 días mínimo, para que el cerebro deje de romperte las pelotas y asuma tu cambio, en ese momento se transforma en tu aliado, y ya la pereza no surge.

Bien, entonces… que hacemos?? Seguimos soñando en grande o solo nos limitamos a lo que queremos hacer, un “vs” entre lo que quiero ser y lo que estoy dispuesto a hacer. Porque la escalera al éxito se sube un peldaño a la vez, no hay atajos ni trampas, solo es un paso a la vez. Siempre recuerdo el día que renuncié a mi profesión, jamás pensé que iba a llegar a esta realidad, yo solo quería dejar de viajar tanto, dormir en mi cama todas las noches y trabajar en algo que sea mío para poder dejarle una herencia de herramientas a mi hijo.

Una de las cosas que recuerdo que todo el mundo me decía como también mi jefe: “Pedro enfócate, no seas disperso”, y bueno, hace 2 años no hago otra cosa que no sea trabajar en el taller y salir a entrenar cuando puedo. Todo el tiempo pienso y re pienso como hacer las cosas, como mejorar lo que ya es inmejorable, pero siempre se puede subir de nivel. El día que me distraiga, va a ser el día que deje de dar un paso hacia arriba.

Antes que quieras tener grandes sueños, ocúpate de dar grandes esfuerzos en todas las cosas que hagas, no te limites haciendo poco, no te limites siendo normal, si vas a planchar tu camisa para irte al laburo, levántate 30 minutos antes y ocúpate de que esté impecable, de que no tenga rayas, es importante que acudas a tu trabajo brilloso oso como diríamos en el ejército, son reglas demasiado básicas, pero tu imagen es el reflejo de tus hábitos, esfuérzate por llegar siempre temprano y no justo a la hora. Recuerda que la excelencia no se logra por casualidad como dice el dicho, es un hábito; o sea que si vas a hacer algo, hazlo perfectamente!!.

El tamaño de mis sueños no es proporcional a mis esfuerzos, me gustaría cambiar por “El tamaño de mis esfuerzos me llevaron mucho más lejos que mis propios sueños”

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