“Los cambios que el destino provoca en las personas son favorables si sabemos descifrar el contenido” – Paulo Coelho

Hace unos días, me di cuenta que demasiado tiempo le dedicaba a mirar series y películas, y aprovechando la suma de algunas “coincidencias” que ocurrieron hace unos días que les cuento a continuación, me hace pensar en que ¿será que realmente el destino existe?

El sábado fui con mi hijo al cine, la pasamos súper bien, a la vuelta pasé por lo de mi hermana y aprovechando el viaje traje un mueble para libros que hace tiempo habíamos negociado. El domingo lo acomodé en mis aposentos, y siendo muy caradura a la tardecita fui junto a mis padres a reclamar mi herencia: “Papá y mamá, quiero reclamar mi herencia” que quieres preguntó mi madre con una linda sonrisa, “Quiero todos los libros de metafísica”.

Son como unos 80 libros más o menos, de los cuales varios los habría comprado siendo muy joven. Los acomodé todos y dije que iba a empezar un nuevo plan para volver a mis largas horas de lectura, ese día empecé leyendo “La bruja de Portobello” del autor mencionado más arriba, apasionadamente leí unas 3,5 horas. Ya a la mañana siguiente buscando unas fotos antiguas en mi compu, pude ver algunas fotos a vísperas de mis 39 (hoy tengo 40). Estaba con el torso desnudo deslumbrando mis abdominales. Porque en ese momento fue un gran proyecto de definición. Que como casi todas las cosas que me propongo lo logré con muchísimo sacrificio.

En ese momento dije: “Kore, en 4 meses cumplo 41, debería empezar de nuevo”. Entonces al terminar la jornada a las 18:00 aproximadamente, me pegué una ducha y salí a hacer mi caminata. Apenas llegaba al caminero (termino re paraguayo) me encuentro con unos camaradas bomberos que hace 2 años, eran parte de mi equipo de training. Me comentaron su ambicioso proyecto de participar de una competencia, y con mucho gusto asentí a entrenar con ellos pero sería 2 veces al día, a las 5:00 y a las 18:30.

Y ayer, me levanté a las 4:30 vaikuepe, me vestí y salí a entrenar. Llegando al taller de nuevo a las 6, preparé mi mate y por ahora ando acompañando con un paquete de mbokaja. Y me senté a escribir frente a mi compu, después al taller a fabricar cuchillos hasta las 17:30. Claro sin olvidar de hacer el pirakutu de 15 minutos después de comer. Nos encontramos a la hora acordada y entrenamos de nuevo, ya en casa como a las 20:00, me dispuse a volver a ducharme, preparar mi súper cena de huevos con avena y sin sal, acompañado de jugo de naranja con edulcorante.

Cerca de las 21:00 tomo mi libro, ya en la cama, leyendo hasta las 22:30 creo. En uno de los capítulos leo: “Los cambios que el destino provoca en las personas son favorables si sabemos descifrar el contenido”. A decir vedad, todo lo que leí después ya no entendí, solo me quedé pensando en ésta frase.

¿Será que todo lo que me paso, me tuvo que pasar? Como diría Maná ¿El rio que lloré, será que fue obra del destino? Mi lógica científica me hace rechazar esta teoría, pero me dice que tal vez el azar me trajo a este punto.

Ayer pasaron por el taller un grupo de personas de una importante empresa nacional, solo “querían conocerme” y pensé: “Moo pio che, fero itavya me quieren conocer” y vino a mi cabeza mis cortes con la peluca y la máscara, que para decir verdad, ese soy yo en esencia pura, un tipo que hace casi casi lo que se le antoja jajaja. A decir verdad que mucho me divertí en ese entonces.

Bien el punto es (porque ipukulentoma), si hoy yo puedo escribir sobre crisis económicas, sobre superación personal, sobre emprendedurismo, es porque ya estuve ahí. No soy rico (todavía jajaja), pero llevo un estilo de vida que me encanta. No se imaginan la cantidad de personas que me atajan en la calle para saludarme, para darme su buena onda y por sobre todo, para compartir conmigo también sus experiencias.

El otro día estaba leyendo sobre las características de mi signo zodiacal, y si adivinen.. soy de Escorpio, y dice que supuestamente, somos caraduras, apasionantes, no nos rendimos, nos levantamos una y otra vez, somos al todo o nada, odiamos las áreas grises, y nderak…… demasiado nio ya acertó, era a mí a quien describía. Y me hizo pensar ¿y si nacía bajo otro signo? Un signo más pacífico, menos caradura, era como que no iba a tener todas las “herramientas” en mi carácter para llegar a ser quien soy hoy en día.

Suponiendo que Dios existe, (sí, porque a veces soy medio ateo, principalmente cuando las cosas no me salen), y asumiendo que en verdad sí existe el tan odiado (al menos por mi) Plan de Dios. Y digo odiado porque para mí no existe excusa alguna para justificar tanto dolor, pero también dicen que el dolor te cambia, y sí creo que es verdad. “Descifrar el contenido”, eso me hizo pensar un poco más ampliamente que solo mirando mis problemas.

Como es que un tipo que solo empezó a fabricar cuchillos porque no pudo pagarlos, hoy en día es como una antorcha para los que andamos todavía buscando la salida de la cueva. Yo tratando de que mi luz no se apague de nuevo, y algunos usando mis experiencias como motivación para prender también su luz.

“Los cambios que el destino provoca en las personas son favorables si sabemos descifrar el contenido”, nos invita a mirar un poco más lejos, un poco más alto, mirar el contexto completo, y no solo enfocarnos en el hecho concreto que originó esos cambios. El otro día hablando con mi psicóloga le dije: “Y es lo que toca vivir, hay que poner pecho y seguir”. Ya tipo cansado de preguntarme una y otro vez ¿Por qué a mí? Y como siempre sin encontrar respuestas, decidí dejar de quejarme y cambie por “Es lo que toca vivir, hay que poner pecho y seguir”. Ser valiente no se define solo en los actos de guerra ni en no tener miedo, ser de valientes es honesto cuando pudiste no serlo, es ser respetuoso, llevar una vida digna, ser agradecido, tratar bien a las personas; a pesar de todas las injusticias que vemos en el día a día, es de valientes decidir ser una buena persona.

No creo en el destino y mucho menos en el Plan de Dios, porque siempre tuve la opción de no hacer las cosas, siempre pude buscar la comodidad que enfrentar los malestares que ocasionan los cambios. Pero qué pasa si mi inteligencia es tan minúscula que no llegará nunca a entender la magnanimidad del complejo Plan de Dios. Creo que este último me convenció, que tal si dejo de cuestionar las cosas que me tocaron vivir, y solo me enfoco a ponerle pecho y tratar de salir siempre victorioso en todo. Porque para poder hablar de la guerra, debo tener cientos de cicatrices de cada batalla que tocó enfrentar.

Si hoy te toca ponerle pecho, bueno hace lo con elegancia, con el pecho erguido, orgullosamente buscando tus límites, con la espada bien empuñada y sin retroceder nunca, no lo hagas lloriqueando buscando como evitar hacer frente a lo que toca vivir hoy, total un día la tormenta va a pasar y tendrás (al igual que yo) muchas historias que contar.

Debemos de descifrar el contexto!

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