Sueños imposibles

Sueños imposibles.

Siempre recuerdo 2 momentos muy importantes en mi vida, que podríamos decir que me dieron el golpe de timón que necesitaba para llegar a donde estoy. El primero fue, cuando llegué a ser 2do mejor hombre de la CIMEFOR de la Fuerza Aérea en el año 1998. Recuerdo bien ese día que el traspaso de bandera se realizó el día de visitas que era el día miércoles. Un día antes, me daban la grata noticia, y al terminar las actividades, pedí permiso a mi teniente y fui a hablar con el Sub-Oficial Miguel Chávez, oriundo de Carapeguá y fue quien nos invitó a hacer el servicio militar con mi mejor amigo de ese momento Carlos Cáceres, quien era su sobrino.

Llegué junto a su oficina, y pedí permiso para hablar, a lo cual me respondió: ¿Qué necesitas che ra´y? Cuando iba a empezar a hablar, se me hizo un nudo en la garganta, porque él era mi padrino por decirlo y le iba a dar la noticia que era el 2do mejor hombre de mi promoción, al cual me miró fijamente a los ojos, y me dijo: “Que orgullo mi hijo”, le pedí si podía por favor llamar a mi casa para avisarle a mis padres, y si podrían participar del acto el día de mañana.

Sabía que no iban a poder, porque vivíamos en Carapeguá y no teníamos auto; pero por lo menos iban a tener esta excelente noticia. Ya el miércoles a las 1900 se hizo la formación de 516 cabos, y el sargento que no recuerdo el nombre me entregaba la bandera de la Fuerza Aérea. Estaba impecablemente vestido, pero en ese momento no existían tantas cámaras fotográficas que lastimosamente no pudimos perpetuar el momento.

Terminó el acto, salí a dar unas vueltas a ver si algún familiar me vino a visitar, pero no encontré a nadie y me refugié en la Liga de Los Perros Abandonados, que éramos los que no nos visitaban nadie. Hablamos un rato con los camaradas, mientras veíamos a los otros como comían milanesa y sándwich que sus madres les prepararon con mucho amor. Entonces decidí ir a cenar al comedor, fui a la cuadra, cambié mi uniforme de gala por el de faena y fui al comedor a cenar un rico caldo de poroto en un enero caluroso.

Era tan raro cenar casi solo en el gigantesco comedor, ya que siempre estaba lleno, en ese momento pensé en lo que me pasó, de ser un muy mal alumno en el colegio, porque siempre me aplazaba y por ende era como la oveja negra, a ser el 2do mejor en el ejército. Estaba un poco triste porque nadie me visitó ese día y fui temprano a dormir. Ese fin de semana fui a visitar a mi abuelo Juan durante el franco, y me contó que se había ido el miércoles, pero no me encontró, vio que hubo un acto grande y no podía ver nada de la gente y solo escuchó mi nombre por el parlante, después me buscó mucho pero no pudo encontrarme y volvió a su casa. Es importante mencionar que los días de visitas, por lo menos habían unas 2.000 personas en el cuartel.

El otro momento fue cuando ingresé a la UNA, en el 2001 había rebotado porque me fui a encarar el probatorio como lo hacía en el colegio, y ya unos meses antes del examen final, me di cuenta que mis esfuerzos no estaban a la altura de mis sueños y por ende no ingresé. Lo que me llamó la atención, fue que la mayoría de mi entorno, de cierta forma sabía que no iba a ingresar. Todos me dieron una palmadita en la espalda de consuelo, tipo diciendo que soñaba demasiado alto.

En enero del 2002 vivía en Pilar, estaba ya a punto de matricularme al 2do año en otra universidad, había aprobado todas las materias con altas notas, pero no estaba feliz, yo quería ser parte de la UNA, después de un largo debate durante las madrugadas, decidí ir al todo o nada. Hablé con mi padre, con la idea de abandonar mi carrera, y volver a probar para ingresar a la UNA, a lo que él me miró fijamente y me dijo: “Mira Pedro, esta es la última oportunidad que te doy, si vos no ingresas ya estás por tu cuenta”. Entendiendo que era siempre el hijo problema, con alta pereza por el estudio, pero sabía lo que yo quería, como también sabía que no ingresé porque prioricé las farras a los libros; le miré fijamente a papá, y le dije: “Ok, me parece justo” y estrechamos las manos.

Me encerré por 6 meses, dejé de tocar guitarra, de ser bombero, de visitar a mis amigos, solamente estudiaba, los últimos meses ni estaba más por Carapeguá, vivía en la casa de mi compañero Arturo, y lo único que hacíamos era estudiar unas 18 horas por día, con la ilusión y temor de enfrentar el examen final. Bueno, llegó el momento y fui a la cabina telefónica, llamé a casa y le dije a papá: “Ingresé papá, voy a ser un Ingeniero”.

Estos 2 momentos en mi vida, antes de cumplir los 20 años, me di cuenta que yo no era lo que la gente juzgaba, y mucho menos lo que proyectaban en mí y mi futuro. Podía cambiar mi realidad si me lo proponía. Hoy ya durante mi vida adulta, he repetido este ciclo un montón de veces. Cuando mi entorno me considera loco y soñador, pero unos años después cuando cumplo mis metas, me consideran “exitoso”.

Ayer justamente, estaba viendo uno de los videos que había publicado hace un año, y vi que pasaba la barrera de 1.000.000 de personas a quienes llegó ese video. Jamás pagué publicidad, el video dura unos 13 minutos, pero el contenido es demasiado bueno, con una edición súper básica y filmado con mi celular, yendo totalmente en contra de los que los “especialistas” en redes creen, ellos piensan que los videos no deben durar más de 2 minutos y que deben tener una súper edición. Yo creo que cuando el mensaje es bueno, la gente se prende. Después de ver esos números, recordé cuando durante el 2016 hasta el 2019, me consideraban un loco porque le pedía a mis alumnos que hagan videos de sus trabajos prácticos, porque eso va a ser lo que en el futuro (o sea hoy) va a estar vigente. Y viendo que mis proyecciones fueron acertadas, para llamado a concurso, antes que pedirte tu curriculum, te piden un video personal, y dependiendo de que hayas llamado la atención te piden tus cartones.

Sueños imposibles, en el fondo todos queremos hacer historia y dejar nuestra marca en la tierra, pero no queremos salir del molde, queremos hacer lo que todo el mundo hace, por temor a ser juzgados. Pero déjame decirte, que solo los locos hacen historia, solo los que se revelan son los que trazan su propio camino, pero al principio debes de enfrentar las burlas por ser “diferente”, debes de ser catalogado como alguien que sueña demasiado, y después de años de esfuerzo…. Sí AÑOS de romperte el lomo detrás de lo que considerabas imposible, gradualmente empezará siendo tu realidad, y cuando eso suceda te van a llamar EXITOSO.

Total, a Cristóbal Colón le consideraban loco, él se iba a ir a caer en el abismo del fin del mundo porque la tierra era cuadrada. Y que a vos te tilden de “Loco/a”, debería de ser un honor. Nunca dejes de soñar, pero más importante es que no le escuches a nadie, y que solo te enfoques a dónde quieres llegar, es tu vida, son tus decisiones y son tus sueños. Nadie te va a entender e ir detrás de tus metas, te va a llevar al fango de la vida, y si tienes la suficiente fortaleza para aguantar todo, vas a salir a la luz después de años de no rendirte nunca.

Los sueños solo son IMPOSIBLES para mentes pequeñas y nunca trates de explicarle a una mente minúscula la magnificencia de tus aspiraciones.

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